M4lky's Blog

Aquella chica que salía de la iglesia con sus padres, con la blusa abotonada hasta el cuello y la falda por debajo de la rodilla, con ese aire de mosquita muerta, de no haber roto nunca un plato, de ser una santa, un ángel entre los demonios de la tierra... escondía bajo su fachada un fuego que la consumía y estaba deseando que alguien liberase...

Y tenía la suerte de que me lo había pedido a mi.

Así que con la excusa de ir a tomar un café, la subí a mi coche; pero en lugar de a algún local abarrotado de gente, esa tarde me la llevé a mi habitación de hotel. Era la tercera vez que visitaba su ciudad, y en las anteriores me había confesado sus más prohibidos deseos. A la tercera va la vencida, y esta vez no se iba a librar.

Le rompí sus médias nada más entrar en el cuarto y la arrinconé contra la puerta mientras cerraba con llave. Esta noche no se iba a librar. La hice sentar sobre mi cara y comencé a lamer y chupar su coño, absorbí su clítoris mientras notaba como cada vez era más grande y duro dentro de mi boca. Humedecí todo su sexo hasta pasar de su raja a su ano y lamí su culo, con los dedos empecé a abrir camino para que aquel trasero virgen y lleno de vicio hoy recibiera lo que a gritos pedía.

Mi lengua comencó a entrar en él, mientras mis dedos seguían penetrando su vagina y acariciando su clítoris, su cuerpo estaba cada vez más agitado, desprendía calor y gritaba pidiendo más...

La senté en una silla y abrí aún más sus piernas para que todo su sexo y su culo quedasen a mi merced. Le hice la máriposa y gozó como una perra. Su mirada cada vez era más viciosa, el deseo la consumía, gritaba poseída que estaba poniendose muy perra y que la follara como a una puta, pero aún quería jugar más con ella. Así que seguí lamiendo, chupando, mordisqueando y follando con mis dedos aquel coño y aquel culo hasta que explotó en un primer orgasmo que casi le hace caer de la silla con los espamos de su espalda y las patadas que lanzó al aire. Creo que llevaba desde nuestra primera cena deseando este momento.

Cuando recuperó el aliento ya era tarde para escapar, y mi glande estaba penetrando su cuerpo, era el momento de convertirla en mi juguete, sin dejar que se repusiera en la silla, fue como empezó a ver que mi cuerpo rebotaba contra el suyo y cada choque la hacía temblar. La follé con rabia, con fuerza, con descontrol, provoque sus gritos, sus jadeos, su locura. Cuando mi polla estuvo bien dura con aquel incendio que habíamos provocado, le di la vuelta...

Fue en ese momento cuando al fin la sodomice, lo que tantas veces me había pedido en secreto, me había susurrado en las llamadas de teléfono y me había provocado a hacerla en sus cartas.

Fue en ese momento, tras lubricar bien mi polla, que la metí hasta el fondo y sus ojos se abrieron más que nunca, hasta casi salir de sus órbitas: "esto es lo que pedías a gritos, zorra..." "ssshhhiiii susurró mientras mi verga salia poco a poco de su culo antes de que una nueva embestida casi la hiciera caer de la silla. Mi cuerpo rebotó contra sus nalgas y la sacudida se sintió en todo su cuerpo. Su grito de placer debieron escucharlo en su casa sus padres.

"Más, dame más, dame bien fuerte, dame hasta el final, rompemé..." y yo cumplí sus ordenes, empujando como nunca había empujado, torturando un ano como nunca lo había tortuarado, provocando un nuevo orgasmo que provocó que acabáramos en el suelo... y en ese momento, su culo se convirtió en un bollito delicioso relleno de crema caliente con cierto sabor salado...